Llega el final de temporada y lo que toca es el análisis, reflexión y preparación para la siguiente campaña. Hace años que en esta época del año me ponía delante de las tácticas de juego empleadas, características de jugadores, de los números y estadísticas del Levante. Y lo estudiaba todo buscando una posible explicación al éxito (Europa) o el fracaso (descenso de categoría). En esta ocasión, si me lo permitís, voy a dar mi opinión desde un punto de vista diferente. Desde la visión de la empresa y la correcta gestión del talento.
Un punto de vista que me ha dado mi nueva ‘ubicación laboral’. Ya no sigo los entrenamientos de forma diaria. Ni la actualidad del vestuario y Consejo. Dejé las redacciones de los medios de comunicación por el trabajo en la comunicación empresarial. Ya no estoy rodeado de periodistas y fotógrafos. Ahora mis compañeros y compañeras son en su mayoría técnicos de recursos humanos y personas del mundo de la empresa. Y gracias a todos, he podido conocer de primera mano lo que son las claves de una buena organización empresarial.
Dentro de esas claves, sin dejar de lado la importancia de la formación y experiencia de cada uno, es vital para alcanzar los objetivos marcados, la correcta gestión del talento y el ser una buena persona. Talento y personas, dos términos que en muchas ocaciones se deja de lado pero que su correcta combinación permite superar cualquier barrera en el camino.
Y diréis, ¿Qué tiene que ver ésto con el fútbol y el Levante? Mucho. Y ayer por la noche, en el partido del Levante frente al Barcelona, se comprobó. ¿Cómo es posible que un equipo formado de jugadores de primera talla mundial como el Barça, llegue a ir perdiendo 5-1 ante un grupo de futbolistas que hace dos meses luchaban por no descender a Segunda? La explicación está en la gestión del grupo. En saber motivarles y sacar lo mejor de cada uno.
Los números son abrumadores. Presentan como una misma plantilla hace 21 puntos en 27 jornadas y, de la noche a la mañana, en 10 saca 25 puntos. Pero no nos quedemos en estas cifras. Vayamos al juego mostrado en cada una de las fases. En la primera, el espectador no sabía a qué jugaba su equipo, no había orden ni criterio. Jugadores casi apartados y hunduidos moralmente. Y llega Paco López y lo cambia todo.
No le déis más vueltas. Paco López no es Panoramix, el druida de Asterix y Obelix. Ni los entrenadores rivales son amigos de la infancia y le han ‘echado una mano’. Su gran éxito, además de los conocimientos técnicos y de su experiencia en banquillo, radica en el conocimiento de la plantilla (al llevar al filial y estar atentos a lo que hace el primer equipo), y en centrar sus esfuerzos en devolver la confianza en ellos mismos, motivarles e intentar sumar entre todos. No era necesario un vestuario nuevo, todos eran jugadores de Primera División. Todos, como me dijo mi amigo y compañero Carlos hace unos días, ‘toda plantilla está confeccionada y capacitada para estar en Primera División’. Siempre he opinado lo mismo y creo que la clave es en saber sacar lo mejor de cada uno, para hacer más grande el grupo.
Por último, esa gestión del talento, si va unida a un equipo de ‘buenas persona’, en referencia a que están comprometidos con lo que les rodea y no pendientes de ellos mismos, tienes el éxito asegurado. Recordando palabras del gran Di Stéfano: ‘Ningún jugador es tan bueno como todos juntos’.
Y para este caso, miramos a la otra parte de la ciudad: el Valencia Club de Fútbol. Marcelino ha conseguido lo mismo que Paco López, cambiar un grupo de trabajo. Pero en este caso, con una ventaja, ha tenido todo un verano por delante para ‘confeccionarlo’ el grupo a su medida. Y Marcelino, lo único que hizo, es confiar en las personas.
Nadie puede negar la calidad de Diego Alves, Enzo Pérez, Nani o Álvaro Negredo, entre otros. Pero todos ellos no eran ‘jugadores de grupo’ por lo que nos cuentan los que están todo el día siguiendo al equipo. No hacían piña, ni grupo, trabajaban más por su interés, que po lo que podían aportar al grupo. Sin ellos, evitas los malos entendidos y las posibles ‘divisiones del vestuario’. De ahí, la importancia no sólo de ver el currículum del candidato. Siempre es bueno ver más allá del papel y los méritos formativos, para acudir a la persona. Personalmente creo que siendo buena persona, eres buen trabajador.
Así que, para ir cerrando el tema, creo que para alcanzar el éxito en cualquier proyecto que vayas a realizar, si centras tus objetivos en reunir a buenas personas y sabes gestionar sus capacidades, el objetivo puede llegar antes o después. Pero llegas a lograrlo. Os he puesto el ejemplo del fútbol, pero se puede aplicar a cualquier gesrtión de equipos de trabajo.