Helada, como el equipo, se ha quedado la grada levantinista. Paralizados diría yo. Perdidos como cuando a mitad de la noche uno se despierta entre la oscuridad con la sensación de ¿qué hago yo aquí? O ¿dónde estoy? Ese momento en el que del sueño pasas a la realidad. Pero al mismo tiempo, una sensación de alegría al ver el despertador y calcular que aún resta mucha noche para dormir antes de levantarte para ir al trabajo.
Esa mezcla de tristeza y felicidad, pero con más instante de alegría. No podía ser de otra manera. Los de JIM han alcanzado los octavos de final de una competición europea y han llevado el nombre del Levante a la ‘vía láctea’ del fútbol mundial.
El Rubin Kazan ha sido el ‘verdugo’ o el despertador de ese gran sueño llamado Europa League, que la sección azulgrana de Valencia ha vivido esta temporada. Es normal la rabia de los jugadores y afición, y más aún cuando se nos queda a todos la sensación de que nos vamos del sueño por nuestra ‘culpa’ (entiéndase culpa como que nos queda a todos que con un poquito más, estábamos en cuartos, pero sin crítica alguna) y no por méritos del rival.
Aumentando, si cabe más, al ver que el bombo ha emparejado a los kazajos con el Campeón de Europa: el Chelsea de Benítez, Mata, Torres, Lampard… Los ‘blues’ en el Ciutat hubiéran sido la guinda perfecta… pero hay tartas, como el brownie, que sin guinda están espectaculares.
Sólo queda dar las gracias a este grupo de jugadores por las alegrías que nos han dado este año. Un grupo al que yo quiero unir muchos de esos jugadores que han pasado en los últimos cuatro años por el vestuario y han dejado su párrafo en la historia. Y sí, permitidme que meta al delantero éste nigeriano que vino del frío, se llenó de nuestro cariño y se lo ha llevado dejándonos helado también. Eso sí, su nombre se me ha olvidado.
Gracias al cuerpo técnico, por mantener unido el grupo, hacerles creer que no son menos que otros galácticos y motivarlos cada fin de semana para darlo todo sobre el terreno de juego. Gracias a la directiva, manteniendo su palabra y seriedad hasta en los momentos más difíciles, como el del delantero éste que no me sale el nombre.
Y, a la afición, que no piense que regresa el maldito yunque. No perdáis el tiempo con esa leyenda porque sois los narradores de una nueva: “El Levante jugó en Europa y lo hizo a lo grande”. Despertar, sí, porque queda Liga y hay que intentar volver a dormir otro dulce sueño europeo… Pero al mismo tiempo empezad a elaborar en vuestra mente, como si de una trilogía de esas de mundos extraordinario se tratara, el relato de un grupo de personas que os permitieron tocar el cielo y sacar vuestros colores con orgullo.